Texto 3- El ladrillo de Mariano

Texto 3: EL LADRILLO DE MARIANO Archivo descargable en .pdf

Renuncio a la redacción. Ideas como piedras (o cuentas de collar).

1. Hemos decidido reducir esta primera fase a establecer un diagnóstico, sin tratar de las posibles soluciones. Esto puede ser razonable como método de exposición y
procedimiento de debate, pero, por el contrario, no tiene interés establecer un
diagnóstico si no se piensa en un posible camino hacia la solución. Por ello pido
que todos intentemos ceñirnos a lo preguntado (diagnóstico) pero teniendo en la
cabeza cuál puede ser la salida en la que estamos pensando.

2. Lo anterior se traduce, al menos, en que parece estéril plantear un debate en el
que no exista salida práctica. Si no tenemos manera de actuar es tonto el esfuerzo
dedicado a diagnosticar. Si el diagnóstico es una enfermedad incurable, ahorra
esfuerzos. Simplemente te mueres cuando toca.

3. La sensación de triunfo o derrota, de alegría o tristeza, de satisfacción o
frustración, etc. es completamente relativa a las expectativas iniciales. Sentimos
que vamos bien si superamos las expectativas que nosotros mismos nos hemos
creado mientras que la sensación es depresiva si no las alcanzamos. Ahora que
acaban las olimpiadas, hemos podido ver segundos puestos felices y otros
completamente defraudados. Todos ellos tenían una medalla de plata. Por ello es
importante tener en cuenta las expectativas

4. Ello explica también el que coexistan distintas sensaciones en el colectivo que
formamos. Quizá los que ya estaban en esto antes del 15M hayan disfrutado de la
expansión que se produjo entonces y ahora vean el presente con total naturalidad
mientras que los que entramos en ese momento ahora estemos viviendo una
sensación de declive. ¿Los incorporados recientes? que lo piensen ellos, que cada
caso es un mundo.

5. Dentro de las sensibilidades que coexisten, no puedo meterme, por lo lejano que
me resulta, en la piel de quienes tenían sólo como expectativa la de encontrar un
lugar de reunión, al estilo tertulia, donde matar las horas y encontrar calor humano.
Tampoco en la de quienes interpretaron esto como un experimento curioso en el
que poder ser protagonistas durante un corto periodo de tiempo. Y, por fin,
tampoco puedo intentar cubrir el campo de los que veían esto como una revolución instantánea, de efectos inmediatos.

6. Consecuencia de todo ello y puestos a ser completamente cartesianos, para hacer el diagnóstico debiéramos empezar por definir cuál es la expectativa o la situación a la que queremos llegar. Esto realmente es muy complejo y creo que inabordable a medio plazo, además de tener el riesgo de profundizar en las diferencias más que en las coincidencias. Por ello parece preferible ser un poco más modestos y, teniendo en la cabeza de un modo genérico, qué es lo que queremos, hacia dónde, más o menos, queremos ir, no entrar en ese debate y ceñirnos a intentar el diagnóstico que nos hemos planteado.

7. En positivo. Lo más aparente de la evolución que hemos sufrido o hemos originado
es la caída desde una euforia inicial. De un movimiento muy poco visible y con
escasa presencia pública pasamos a ser el suceso del año en nada de tiempo y, a
partir de aquí, en un más lento declinar, estamos volviendo a una presencia muy
semejante a la inicial

8. Creo que está claro que nos gustaría mantenernos (o, mejor, subir) en la
sensación de euforia inmediata posterior al 15M, que no es en la que estamos.
Una pregunta podría ser la de ¿por qué hemos decaído? Es la pregunta que
habitualmente nos planteamos, incluso pensando en recurrir a los que se fueron
para que aporten luz y nos cuenten sus problemas (y de paso nos resuelvan los
nuestros). Creo muchísimo más productivo enfocar la pregunta al revés: en lugar
de ver la situación desde la bajada, verla desde la ascensión; verla en positivo, en
lugar de en negativo. ¿Qué causas confluyeron para que se produjera la gran
explosión, para llegar a ser la noticia “ilusionante” del año? Y eso lo podemos
intentar contestar nosotros, los que estamos ahora y estábamos entonces

9. Y aquí interesa retomar los puntos 1 y 2 anteriores. Si las causas principales de la aparición del 15M fueron la novedad de las formas o unas circunstancias políticas
muy concretas e irrepetibles, el análisis acaba aquí. La novedad ya no es novedad
y las circunstancias no se repiten. Estaríamos condenados a la vuelta a la
situación previa al 15M y a esperar tiempos mejores (cada uno en su cubil y
haciendo lo que puede, pero sin conexión con el movimiento). Por tanto es
necesario hurgar en otras causas sobre las que podamos actuar

10. Otra manera de ver lo anterior es plantearlo como algo parecido a una pareja
obsesionada con el embarazo y que no se embaraza hasta que una circunstancia
externa les distrae de su obsesión. Aquí nos puede estar pasando lo mismo. La
obsesión por recuperar a los que se fueron hace que no los recuperemos. Quizá si
nos distraemos intentando ser lo que queremos ser recuperemos al personal. Con
esto quiero decir que el problema no puede ser el no retorno de los que han
abandonado o se han apartado de esto (o el abandono de los que todavía están)
sino las causas por las que no se producen los retornos. Estos no retornos son
síntomas, no causas y a lo que hay que atacar es a la causa

11. Resumiendo lo hasta aquí dicho, la pregunta, el ¿qué nos pasa? debiera haber
estado planteada cuando, de repente, nos encontramos 300 en la plaza de los
chorros, siendo la respuesta normal a las convocatorias en el barrio de 30
personas (en los casos buenos). Ahora, simplemente, estamos recuperando la
normalidad. Sigue habiendo 30 personas que responden a algo. La pregunta no
debe ser por qué decrecemos sino cómo es que en algún momento cercano
hemos llegado a ser más de 300. Eso quiere decir, desde mi punto de vista, que la
pregunta del por qué se reduce gradualmente la asistencia tiene una respuesta
fácil: porque 30 es el número de este barrio, porque es la situación normal, porque
no hay ninguna razón que conduzca a que exista un crecimiento en la movilización
subjetiva.

12. Por tanto, necesitamos analizar las causas que provocaron la respuesta de este
barrio al 15M, en lugar de centrarnos en el análisis, negativo y estéril, de las
causas que provocan el retorno a la normalidad de los 30 incombustibles. Y aquí
cada uno (sin recurrir a interpretar pensamientos ajenos) puede mirarse dentro y
pensar en lo que le hizo movilizarse aquel día de junio en el que se celebró la
primera asamblea o incorporarse después, en la seguridad que muchas de esas
causas fueron compartidas por los que hoy ya no están.

13. Una primera reflexión debe referirse al momento en que se produce esa primera
asamblea y, concretamente, al hecho que se produce antes que ninguna gran
manifestación. Es consecuencia de lo acaecido en Sol, no de la convocatoria de
ningún colectivo concreto. En Sol ha pasado y está pasando algo que a mí me
lleva a pensar en sumarme y, por tanto, acudo a la asamblea de mi barrio, surgida
como descentralización del centro Sol

14. Consecuencia de lo anterior, ¿qué es lo que está pasando en Sol? Aquí también
cada uno tiene su propia visión, sin duda influida por la propia subjetividad pero
también por la información que le llega. No admite generalización más que
mediante la comunicación directa entre las personas. “Lo que está pasando” no es
algo objetivo y absoluto sino que es una percepción de cada uno. Para mí es
característico:
• El hecho de acampar en un lugar público, de un modo pacífico y defendiendo la
respuesta pacífica. Unos “perroflautas” acampan y ni se emborrachan ni arman
gresca. Montan asambleas y debaten
• La capacidad de organización. En poco tiempo se resuelven problemas de
coexistencia y se articula un modo de relación, creando estructuras básicas
que surgen de reflexiones en común
• La repercusión mediática que tiene esta “acampada sol”. Y la simpatía con que
la ve mucha gente. También la expectación que crea
• La capacidad de trabajo en común, en ausencia de dinero y en un momento en
que se producen campañas electorales, sin especial interés, pero con un
apreciable dispendio de fondos públicos. La autogestión que permite resolver
muchos de los problemas
• La amplitud y generalidad de los mensajes. Las reivindicaciones son tan de
Perogrullo que difícilmente una persona de buena voluntad puede dudar en
suscribirlas y cubren un gran abanico de cuestiones (sorprendentemente es
llamativa la ausencia de una especial atención al paro y a la precarización del
empleo, pero sobre esto volveremos más adelante, en el punto 42). Es de las
pocas veces que las ideas se pueden expresar en tan sólo un lema
• Lo que se ha venido denominando horizontalidad (todos son iguales a la hora
de proponer y decidir) e inclusividad (para participar no hay que inscribirse en
ningún sitio y existe el intento serio de integrar todas las posturas honestas)
• La importancia que se atribuye a las “minorías”. El proceso según el cual se
llega a establecer una propuesta busca el acuerdo común de todos
(inicialmente, incluso la unanimidad). Un solo disenso hace que la propuesta
deba ser reelaborada. Se cargan las tintas en el proceso de elaboración de
propuestas en lugar de en la forma de decisión
• La ausencia de urgencias. Es el “vamos despacio porque vamos lejos”
complementado (aunque no explícito) “y porque vamos muchos”. Es el “somos
el 99%”
• La ausencia buscada de protagonismos personales y la ausencia de
grupúsculos que se consideren (o sean considerados) “vanguardias” del
movimiento
• La existencia de una posibilidad cierta de convivencia de reivindicaciones
distintas (aunque no opuestas), de forma que unas complementan a otras y
hacen sentir que en el colectivo caben todas las que son defendidas por los de
abajo, sin buscar un protagonismo especial por ninguna de ellas. El
protagonismo surge espontáneamente y se ve como variable en el tiempo
• El planteamiento de juntarse no solo con los que comparten mi visión de la vida
y del mundo hasta la última coma, sino también con aquellos otros que, sin
compartirla, la respetan, a cambio, sólo, de que yo respete la suya
• La conciencia de no estar solo. Hay mucha gente que también pensaba lo que
yo y a la que no conocía
• Por fin y fundamentalmente; una manera de relacionarse de las personas,
respetuosa, colaborativa (fraternal, dicen algunos), entre iguales y sin dobleces

15. Creo que es a los puntos anteriores a los que hay que volver la vista al plantear el diagnóstico. En la medida en que las características anteriores hayan
desaparecido nos habremos alejado de las expectativas. Y creo que muchas de
ellas han desaparecido, bien completamente o bien por haber cristalizado y
mantenerse en la forma pero no en el fondo

16. Y lo primero que ha desaparecido es la propia asamblea popular de retiro. Cierto que nos mantenemos un grupo que tomamos decisiones en asamblea, pero eso está muy lejos de que seamos la asamblea de retiro. Parecemos un grupo de
amigos decidiendo donde tomar copas. Todos tienen derecho a opinar. Creo que
lo más favorable que se puede decir es que somos un grupo que decide de forma
asamblearia (más o menos), pero difícilmente podemos calificarnos de asamblea
(popular de retiro)

17. Si pensamos en paralelo sobre las reuniones de organización (cuando las hay) y
sobre las asambleas (cuando no son exprés), creo que se diferencian tan solo en
como se denominan las reuniones al convocarlas. Las reuniones de organización
lo son porque se llaman así y las asambleas por que se convocan como tales, pero
pocas diferencias más hay (gente que participa, temas que se tratan, forma en que
se toman decisiones, publicidad en la convocatoria,…)

18. Ello quiere decir que realmente duplicamos las reuniones de organización y no
celebramos ninguna asamblea. Muy rara vez, ya, se tratan en la asamblea
cuestiones que no sean organizativas. Incluso el orden del día, fijo y estable,
conduce a ello. Inicialmente el orden del día era un esquema para colgar los
asuntos que había que tratar y se ha convertido (ha cristalizado) en la relación de
puntos por los que hay que pasar

19. Se mantienen las proclamas de vigencia de nuestro movimiento asambleario, perorealmente no entendemos la asamblea como tal, como un órgano completo en sí mismo. Es significativo que cuando se trata de abordar cuestiones fundamentales
(esta ontológica a la que se refiere este hilo, por ejemplo) no sea válida una
asamblea de agosto “porque faltan elementos importantes” y es mejor a esperar a
que estos vuelvan. Si creemos en la asamblea, esta es válida como tal, no en
función de las personas concretas que estén. La espera es más propia de la
estructura de un órgano de dirección o especializado. Hay personas (vecinos) que
son muy importantes y otros que no lo son tanto

20. También se manifiesta nuestra “no comodidad” con el asamblearismo cuando ante cualquier cuestión de relativa profundidad echamos mano automáticamente de la posibilidad de que venga alguien de fuera (experto, eso sí) y nos dé alguna clase.
La asamblea, en lugar de órgano soberano, convertida en un aula, recibiendo
lecciones. No los integrantes de la asamblea sino la asamblea en sí misma es la
que recibe las clases. La asamblea no se siente capaz de comerse el mundo, no
tiene fe en sus fuerzas, echa en falta que alguien la provoque y la empuje. No
puede ser un órgano soberano si ella misma no cree en su soberanía, en su
capacidad, en su fuerza…

21. De manera marginal, también interesa señalar que esa manera de proceder marca cómo no aceptamos coger nuestro destino en nuestras manos sino que
reclamamos que otros, que saben más, nos digan qué destino tenemos que coger
y cómo. Reclamamos unos profesionales en la dirección o en la conducción

22. También de paso, pero también es relevante lo aburridas que son las reuniones a las que llamamos asambleas. Casi por definición, una asamblea que no sea
interesante es un fracaso de asamblea. Es lo mismo que pasa con algo tan sencillo
como una conversación entre personas, por ejemplo.

23. En resumen, creo que, aun manteniendo las formas, la asamblea ha desaparecido de entre nosotros. Y quizá haya desaparecido por cargarla con demasiadas tareas y responsabilidades. Por pedirla que decida y defina nuestra organización a cada momento

24. Otra cuestión: el pensamiento colectivo, los consensos y similares. Si repasamostodas las asambleas del último ¿semestre? Creo que es palmario cómo nos alejamos de esos conceptos. Realmente estamos funcionando como tablón de
anuncios en el que se reflejan convocatorias y manifiestos de otros (amigos), como
caja de resonancia (y hacia nosotros, no hacia fuera) de convocatorias que nos
llegan, decidiendo si nos sumamos o no a ellas. Hemos olvidado que el consenso,
que el pensamiento colectivo, se construye en la fase de elaboración de
propuestas, no en la fase de toma de decisión. En ese último momento lo que se
produce es una votación. No hay pensamiento en común sino que, casualmente, a
veces, nuestros pensamientos individuales coinciden (o no se separan lo suficiente
como para disentir) pero no construimos entre todos un pensamiento nuevo,
distinto de cada uno de los individuales iniciales

25. También en esto mantenemos las apariencias y nos aplaudimos cuando hay algún consenso, aunque ya vengamos consensuados de casa. No hacemos el esfuerzopor crear (que es algo que da trabajo pero que produce el tipo de diversión al que me refería antes, en 22)

26. Cierto que ese proceso, tal como lo entendíamos hace unos cuantos meses, hace que todo vaya más despacio, que los ¿logros? no lo sean a corto plazo, pero creo que también hemos perdido el concepto del “vamos despacio porque vamos lejos”.
Como en todo lo anterior, sigue siendo cierta la forma (vamos despacio) pero nos
hemos alejado del fondo. Ya la causa no es que vayamos lejos sino que no
sabemos dónde vamos y tenemos que pensárnoslo cada vez y nos movemos en
círculo. Esto creo que es trascendente y me permito remitiros al texto (incluido
entre los textos de reflexión en el blog) “vamos despacio…” en
http://retiro.tomalosbarrios.net/vamos-despacio/. Con seguridad por mi parte, este vamos despacio (unido al somos el 99%) es una de las características
fundamentales de este movimiento y lo que le hace diferente de muchas otras
formas de participación política. No queremos tomar el poder sino transformar la
sociedad, y esto es lento

27. Los grupos de trabajo. Aquí pasa lo mismo. Nacieron como sometidos a la
asamblea y para agilizar esta (es más difícil la elaboración de un planteamiento
común entre 300 que en el marco de un grupo más reducido, de 10, por ejemplo);
formaban parte de la propia asamblea. Hoy, los grupos permanentes han
desaparecido en la práctica. Se mantiene sólo uno y, sin intentar analizar su
interior, visto desde la asamblea, parece más una tertulia que un grupo de trabajo
(y es el único que se mantiene)

28. Los grupos de trabajo temporales se han desvinculado de la asamblea y trabajan por libre. Bienvenido sea que haya gente trabajando en determinadas líneas, pero
es difícil pensar en los grupos de consumo, de banco del tiempo, etc. (no hablo del
mercadillo de trueque, que más parece el mercadillo del regalo) como órganos
vinculados a la asamblea. Otra cosa es que usen la asamblea (y me parece bien)
como tablón de anuncios

29. Por evitar malos entendidos, aclaro que me parece perfecto que se hayan creado esos grupos y que funcionen (admiro a quienes los hacen andar). Incluso, si el movimiento “madre” de ellos muere, al menos habrá dejado unos herederos dignos y valiosos. Además, si la asamblea ha perdido su carácter de asamblea, ¿por qué habrían de vincularse los grupos con ella?

30. Ahora, a veces, se plantea la creación de algún grupo de trabajo nuevo, pero, visto con maldad, más parece un intento de evitar que el trabajo que implica el abordar algunas cuestiones recaiga sobre nosotros. No es tanto una solución para la mejora organizativa sino más bien para que, si alguien, algún despistado, propone
algo para hacer en común, poder decirle: ¿lo propones?, pues hazlo y no des más
la paliza. No encargamos el trabajo a un grupo para luego participar todos de él
sino para que lo haga y podamos olvidarnos de ello. Hace tiempo que perdimos la
idea (el ideal) del avanzar en común y colectivamente.

31. En resumen, existen actividades, pero se desgajan del tronco común; no hacemos
converger los planteamientos comunes sino que parece que se yuxtaponen. Unos
esperamos de los grupos de trabajo que nos resuelvan los problemas de falta de
contenido, otros que hagan el trabajo y otros…

32. Y, si seguimos, podemos llegar a cubrir todas las características presentadas en el punto (14) anterior, comprobando cómo los nombres, las formas, puede que se
mantengan pero, desde luego, el fondo, la esencia, ha desaparecido. Se nos
pueden aplicar muchas de las críticas que se pueden hacer a las organizaciones
políticas tradicionales, a las que nos vamos pareciendo cada vez más. Hemos
perdido el espacio público, nuestra capacidad de organización y de trabajo en
común está bajo mínimos, la repercusión mediática es menor que baja, los
mensajes no es que no sean amplios, es que no son, etc. y de la capacidad de
convocatoria en nuestro barrio, mejor no hablar. Desde la estructura inicial de
organización-asamblea-barrio, con participación creciente creo que estamos
llegando a otra en la que no se puede diferenciar

33. Y además, poco hemos avanzado en el proceso de construirnos como elementos
nuevos y vivos. Desde los primeros manifiestos, en los que sentábamos las bases
mínimas del movimiento, hasta ahora no se detecta ningún proceso de clarificación
o convergencia de posturas. Seguimos diciendo que no a determinadas cosas,
pero seguimos sin ser capaces de esbozar siquiera una alternativa en positivo. Si
ahora nos preguntamos cuáles son los objetivos que podemos vislumbrar en el
horizonte, me temo que tendríamos tan pocas contestaciones como hace año y
medio. No tenemos manera de redactar un manifiesto. En noviembre pasado
podría ser comprensible que, de cara a las elecciones, solo fuésemos capaces de
pronunciarnos respecto a las características que nos parecían inaceptables en los
candidatos (“no votaré a…”), pero ahora, un embarazo después, la situación no ha
mejorado

34. ¿Y de los aspectos positivos? Creo que esencialmente uno, que unos cuantos
seguimos estando juntos y queremos seguir estándolo y queremos construir algo.
Que nos damos cuenta de la necesidad de enfocar el camino, después de haber
pasado por dificultades

35. Y también que ya hemos probado que nuestras fuerzas no son ilimitadas y que no dependemos sólo de nuestra (buena) voluntad

36. Conclusión y resumen: el 15M y nuestra asamblea representaron lo que
representaron fundamentalmente porque eran organismos vivos, que ponían
encima de la mesa necesidades ampliamente sentidas y compartidas y que
buscaban una forma de organización para construir un espacio común, apoyado
en unos principios muy básicos y también compartidos. Eso dio lugar a la
explosión inicial, inesperada.

37. Actualmente creo que la organización ha cristalizado y somos más forma que
fondo. Si ahora volviese a aparecer un algo parecido al 15M, nosotros seríamos
parte del pasado, de los que deberían quedar englobados en el nuevo movimiento.
Creo que sí vamos despacio, pero no percibimos que vayamos lejos y eso cansa y
es frustrante

38. Creo que en la asamblea se percibe (porque nosotros lo transmitimos en muchas
ocasiones) que lo importante es el final, no el camino; que debemos dedicarnos a
construir la nueva sociedad sin detenernos en la necesidad de construirnos a
nosotros mismos

39. Queremos alcanzar unos objetivos que no somos capaces ni siquiera de esbozar, sin detenernos en la forma de definirlos, de construirlos. Lo que nos unía al principio era, fundamentalmente, la forma en que intentábamos avanzar y definir hacia donde avanzar.

40. Por aclararlo con un ejemplo, valga el de la modificación de la ley electoral (el “no nos representan”). Siempre hemos sabido que no estábamos conformes con lo
existente, con la perversión del sistema. Nunca hemos tenido claro si queríamos
(colectivamente) representación, ni cómo, caso de quererla, debería ser articulada
la representación (circunscripción única para favorecer la proporcionalidad o
elección unipersonal para favorecer la responsabilidad, listas abiertas o listas
cerradas con elección dentro de ellas, por ejemplo). Pero lo que sí sabíamos era
que queríamos consensuar una forma mediante un proceso asambleario,
horizontal, inclusivo… Nos centrábamos en el proceso, dando por sentado que el
final vendría definido por el propio proceso, por nosotros, interactuando en el
proceso. Y el objetivo final, si no ha sido sometido a creación colectiva,
consensuada, en lugar de unir, separa. Los partidos políticos al uso (en teoría)
tienen principios y muy claro su objetivo final

41. En otros términos, creo que nos hemos alejado de lo que nos unía (la forma de
relacionarnos y tomar postura colectiva) por algo que nos une menos (nuestro
ideal individual de sociedad) y ello manteniendo unas formas pensadas para lo
primero y, por tanto, ineficientes para lo segundo

42. Vuelvo aquí a la referencia anterior (punto 14) a la no consideración especial, en los inicios, de la tragedia del paro y de la precarización del empleo. El 15 de mayo de 2011 estaba produciéndose una campaña electoral; los medios tenían puestoslos ojos en ella; los ciudadanos éramos especialmente sensibles a la cuestiónpolítica. La cuestión económica la veíamos de un modo algo lejano, no como algo que pudiera afectarnos directamente. No éramos conscientes de la posibilidad del retroceso social que ahora estamos viendo. Creo que aquella fecha era un momento político mientras que ahora el momento es económico. Si la ciudadanía tuviera que optar, y ello fuera posible, hace una año y medio podría defenderse que el problema colectivo fundamental tenía que ver con la política (el grito de “no nos representan” quizá haya sido el más generalizado) y de él colgaban los demás problemas (incluso el de la economía o la subsistencia doméstica), mientras que, ahora, el sentir común conduce a la prioridad del problema económico, individual y colectivamente. Creo que ya no es tanto el “no nos representan” como el “no nos resuelven nuestro problema”. Esto condiciona todo, aunque tenga más que ver con el camino hacia la solución que con el diagnóstico (probablemente la caída en cuanto a participación en las asambleas se haya producido con independencia del cambio de sentimiento).

43. Por el contrario, sí estoy convencido que hemos perdido capacidad de
convocatoria (asistencia de otros vecinos a las manifestaciones, por ejemplo) por
haber desenfocado el problema fundamental que cito en el punto anterior. Ahora
tienen más respuesta las convocatorias por motivos económicos que la que se
refieren a motivos políticos

44. Nunca hemos tenido un planteamiento muy “laboral”, muy referido al mundo del trabajo (eso parecía cosa de sindicatos y estos se situaban en el pasado, eran
viejos y vendidos). Antes era soportable, pero ahora implica separarse
absolutamente del mundo en que vivimos

45. Cierto es que pueden hacerse converger los planteamientos, pero eso hay que
hacerlo (no decirlo) por una parte y, por otra, obliga a pensar en positivo de los que
ahora se revelan (los resabios que aparecen en relación con el movimiento de
funcionarios, por ejemplo, son significativos) y a elaborar mucho más las ideas de
base, de que juntos podemos, que no necesitamos que nos manden, que somos
muchos. En resumen, recuperar los planteamientos iniciales del 15M pero
repensando cuál es la situación en la que ahora vivimos y cómo podemos hacerla
frente. Y, además, dotarnos de una estructura que lo permita

46. Desde este punto de vista, es claro que se ha producido una pérdida de sintonía
entre lo que percibimos en el ambiente en el barrio en el que nos movemos (la
famosa crisis, que no es una crisis, que es una estafa) y lo que movemos en
nuestras asambleas. Hablar de la candidatura olímpica de Madrid o del horario de
los plenos está bien (igual que lo estaría hacerlo del carril-bici o de muchas otras
cosas) pero el 15-S está ahí y no estamos haciendo nada al respecto. Hemos
dedicado mucha más energía al 25-S que al 15-S y debiéramos preguntarnos el
por qué

47. Conclusión: no es que mucha gente se haya cansado o aburrido, es que nuestros
mensajes se han alejado de los sentimientos que con ella compartimos, que son
los nuestros, que somos nosotros. Sufrimos una esquizofrenia, de modo que
durante todo el día nos aplasta la crisis, los 5 millones de parados, y en las dos
horas de asamblea hablamos de política, de politiquerías

48. Creo que merece la pena reflexionar acerca de nuestro distinto comportamiento (y
sentimiento) en las recepciones a las marchas de los mineros y de los parados. Y
en relación con esta última, los tintes paternalistas que aparecieron (es muy difícil
mover a un parado, como si él no fuese capaz de hacerlo solo, o hay que
ayudarles, que ellos no están organizados). Del mismo modo que “elefante somos
todos”, parados somos todos, o así debiéramos sentirlo en este momento

49. Una consideración final es la relativa a la generalidad del proceso. Parece que
muchas asambleas estamos viviendo esto, lo que debe querer decir que la causa
(el diagnóstico) no puede asociarse a peculiaridades concretas de nuestra
asamblea o de nuestro barrio. No es que estemos haciendo las cosas mal nosotros
por no saber dinamizar, por no trabajar, por ser nuestro barrio como es o por lo
que sea. Es algo más profundo y difuso, que debe tener que ver con la esencia del
15M. No puede resolverse con tan solo remiendos organizativos, con un reparto
nuevo de las cargas de trabajo, con parches, en suma. La única solución debe
pasar por la refundación de todo esto, recuperando los principios e iluminándolos
con la luz de hoy

50. Yo no estaré en el debate convocado, pero estoy seguro que irá bien. La solución
pasa por nosotros mismos y, si cogemos el toro por los cuernos y decidimos
resolver nuestros problemas, antes o después lo conseguiremos (hasta la
siguiente refundación). Suerte y a ello compañeros

Mariano