Textos explicativos de la crisis. Fascículo III: LA BURBUJA EXPLOTA, Y NOS QUIEREN CULPAR

Textos explicativos de la crisis.

Fascículo III: LA BURBUJA EXPLOTA, Y NOS QUIEREN CULPAR

Todo iba bien, los bancos concediendo más créditos, moviendo más dinero, cobrando más intereses…

Pero todo tiene su fin y, de pronto, empezó a observarse una bajada en el número de los que pedían créditos y, si nadie los pide, no se pueden conceder y la maquinaria se detiene. El negocio bancario vuelve a ser aburrido: sólo cobro de intereses a un ritmo casi constante.

Alguien lo gritó el primero y luego todos los repitieron como un mantra: necesitamos gente a la que prestar el dinero que nos sobra. Si la riqueza es la misma y hay más dinero, ¿cómo va sobrar el dinero que representa la riqueza?. Pero son los que saben los que lo dicen…

Y aquí es donde aparecen las hipotecas por primera vez.

¿De dónde pueden salir los posibles demandantes?. ¿A alguien se le ocurre mejor idea que atacar las hipotecas?. En el fondo, la vivienda es una necesidad social percibida y no podía ser atacada por nadie.

Pero claro, el número de posibles hipotecadores solventes también se acaba y es necesario dar un paso más. Ahora vamos a por los que difícilmente podrán devolver el préstamo. A los candidatos a ser insolventes.

Creo que todos tenemos en la memoria cómo no fueron los ciudadanos los que se acercaran a los bancos en busca de una hipoteca. Fueron los bancos los que buscaron candidatos.

¿Que la solvencia era dudosa?, no importa, hacemos un seguro y todos tan contentos, ya pasa a ser pata negra para nosotros.

Cierto es que el proceso ha sido algo más complicado, uniendo grupos de hipotecas en paquetes, vendiendo estos a un interés relativamente alto, haciendo trocitos a estos grupos y vendiendo los trocitos, etc etc hasta acabar en un paraíso fiscal (como no podía ser menos), pero la esencia es esa: Se provoca la suscripción de créditos hipotecarios sin tener en cuenta la solvencia del receptor y se hace solvente (con el acuerdo de la agencia de calificación) mediante la suscripción de un seguro.

El mercado financiero se convirtió en lo más parecido a un casino que haya existido nunca, en el que las inversiones eran literalmente apuestas. Simplemente como ilustración sirva señalar que el 15 de noviembre pasado (2011), en un alarde de operatividad, el Parlamento Europeo ha considerado necesario prohibir la practica de asegurar inversiones que no existían*. La ingeniería financiera había llegado tan lejos que ya ni siquiera era preciso disponer del título de la hipoteca para pedir un seguro sobre ella. En otras palabras, un inversor financiero, de esos que no han hecho nada criticable y que no han especulado, se dirigía a una compañía de seguros y le planteaba un negocio en los siguientes términos:

Te pago una cuota mensual (la prima del seguro) pero si esta hipoteca resulta impagada tú me pagas el importe de la hipoteca

Pero, si tú no eres el que tienes la hipoteca…

Y a ti que más te da, si en el fondo sólo es una apuesta y tu puedes repetir el esquema con otro; si la hipoteca se paga tu te quedas con la prima, pero si la hipoteca falla, entonces tu me pagas el capital

Y además la agencia de calificación (que, dicho sea de paso, cobra por informe de “solvencia” y es pagada por el que propone la apuesta) asegura que es pata negra, tan solvente como el Tesoro USA.

Así, de una sola hipoteca no sólo es que colgase el valor de lo hipotecado sino las “apuestas” cruzadas contra su fallo (se han documentado veces en que de una hipoteca colgaba 10 veces su valor en seguros). Y eso se ha llamado “burbuja”; el “dinero” crece y crece, sin soporte físico en un crecimiento de la riqueza. En otros tiempos se llamaba especulación y no lo permitíamos

Y, en ese momento, antes del estallido, ¿quién saca partido?. Obviamente los bancos, que cobran su peaje por cada euro que se mueve; también los astutos “ingenieros financieros” que han inventado el sistema y compran y venden siempre con beneficios; y, en España, no nos podemos olvidar de los “promotores” de viviendas y gestores del suelo y de las constructoras, que se encuentran con un negocio inesperado, y los compra-vendedores de viviendas.

¿Y el ciudadano que se hace responsable de la hipoteca para la compra de su propia vivienda?. Le dicen que sí, que compró una vivienda por 10 y ahora vale 15, pero no, no vale 15, cuesta 15, si alguien la quisiese comprar y él la quisiese vender. Pero no es así, él, lo que tiene es su vivienda (y a medias con el banco).

Ya hay beneficiarios del dinero creado sin soporte en riqueza y estos no son los ciudadanos de a pie (ni siquiera el que compra su vivienda). Pero ahí no acaba la cosa. Como no podía ser de otra manera cuando se apuesta continuamente y con apuestas arriesgadas (es que el negocio bancario, si no, es tan aburrido…) alguna vez sale el cero en forma de impago de una hipoteca. Y claro, el asegurador tiene que hacer frente a su compromiso y hacer frente al impago al banco y también a aquellos que habían apostado por el impago. Y cuando esto se repite, empieza la debacle. Se pincha la burbuja.

La compañía de seguros tiene problemas, su garantía ya no confiere a los paquetes de hipotecas la categoría de máxima solvencia, los bancos no es que no puedan conceder más créditos, es que necesitan créditos para poder mantener la relación entre créditos concedidos y depósitos de primera calidad, y el sistema se derrumba. Y empieza la última fase (hasta ahora): los bancos necesitan dinero, arguyen que si no se les concede quiebran y que ellos son “demasiados grandes para quebrar” que si quiebran lo pagamos todos y sería todavía peor, el sistema se viene abajo.

Consecuencia, los estados acuden en su rescate y les inyectan dinero para sustituir el dinero creado y que ha desaparecido: y nos piden a los ciudadanos que nos hagamos cargo de los rescates. Que somos nosotros los que vivíamos por encima de las posibilidades, que la alternativa es peor, que la responsabilidad es de los funcionarios o de los maestros, que trabajan pocas horas… Ya hemos repartido entre todos la devaluación de mis dineros, que la culpa la tiene la deuda y esa es deuda pública y todos nos tenemos que hacer cargo.

Y todo por culpa de la codicia de unos desalmados que salen de rositas…

Pero de eso hablaremos en el próximo episodio…

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*Si no se ha enterado, no se preocupe. El texto es tan claro como el siguiente: “Una persona física o jurídica podrá realizar operaciones con permutas de cobertura por impago respecto de una obligación de un emisor soberano únicamente cuando tal transacción no conduzca a una posición descubierta en una permuta de cobertura por impago de conformidad con lo dispuesto en el artículo 4”. Es lo que se llama legislar con claridad, para que el ciudadano tenga claro lo que puede hacer. El texto es el oficial en castellano, no es una traducción propia

Asamblea Popular de Retiro

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